"Estos son mis principios,
y si no le gustan, tengo otros"
(Groucho Marx)
y si no le gustan, tengo otros"
(Groucho Marx)
Viene siendo un tiempo personal en que estoy vendiendo todos y cada uno de mis ideales. Vean de qué hablo:
Ejemplo 1:
*Facu, durante el último año: “Ni en pedo vuelvo a llamar a X. Está completamente loca. Es una histérica con la que no se puede disentir en nada. ¡Nunca más quiero saber de ella!”
*Facu, hace pocos días: “(ring, ring) Hola, ¿X? Quería saber cómo estabas… ¿no tenés ganas de que nos veamos?”
Ejemplo 2:
*Facu, durante toda su carrera de abogacía en la U.B.A.: “Yo nunca estudiaría en una universidad privada. En la U.B.A. la calidad del aprendizaje se debe a que los profesores no están obligados a aprobarte para que vos puedas seguir pagando la cuota. Si yo estudiara en una universidad privada y aprobara un examen, siempre me quedaría con la duda de si aprobé porque sabía o porque quieren que les siga pagando”.
*Facu, la semana pasada: “(ring, ring) –Universidad de Palermo, buenas tardes. –Sí, ¿qué tal? Estaba interesado inscribirme en el posgrado en derecho penal”.
Ejemplo 3:
*Facu, durante toda su adolescencia: “No entiendo qué es lo que le encuentran de divertido a ir a un boliche. Tenés que esperar como una hora para entrar, te empujan, te pisan, el volumen de la música no te deja escuchar lo que dice la persona que está al lado y tenés que andar sufriendo toda la noche la presencia de minas que nunca en la vida te van a dar bola”.
*Facu, ayer: “- Facu, ¿vamos a bailar a “El Bosque”? - ¡Buenísimo, vamos!”
Cambiar de opinión es una señal de que uno no está estancado en la misma clase de pensamiento y que estamos abiertos a admitir que no siempre tenemos razón.
Lo confieso: El parrafito de arriba es sólo una excusa para mitigar la sensación de culpa de traicionarse a sí mismo.
Ejemplo 1:
*Facu, durante el último año: “Ni en pedo vuelvo a llamar a X. Está completamente loca. Es una histérica con la que no se puede disentir en nada. ¡Nunca más quiero saber de ella!”
*Facu, hace pocos días: “(ring, ring) Hola, ¿X? Quería saber cómo estabas… ¿no tenés ganas de que nos veamos?”
Ejemplo 2:
*Facu, durante toda su carrera de abogacía en la U.B.A.: “Yo nunca estudiaría en una universidad privada. En la U.B.A. la calidad del aprendizaje se debe a que los profesores no están obligados a aprobarte para que vos puedas seguir pagando la cuota. Si yo estudiara en una universidad privada y aprobara un examen, siempre me quedaría con la duda de si aprobé porque sabía o porque quieren que les siga pagando”.
*Facu, la semana pasada: “(ring, ring) –Universidad de Palermo, buenas tardes. –Sí, ¿qué tal? Estaba interesado inscribirme en el posgrado en derecho penal”.
Ejemplo 3:
*Facu, durante toda su adolescencia: “No entiendo qué es lo que le encuentran de divertido a ir a un boliche. Tenés que esperar como una hora para entrar, te empujan, te pisan, el volumen de la música no te deja escuchar lo que dice la persona que está al lado y tenés que andar sufriendo toda la noche la presencia de minas que nunca en la vida te van a dar bola”.
*Facu, ayer: “- Facu, ¿vamos a bailar a “El Bosque”? - ¡Buenísimo, vamos!”
Cambiar de opinión es una señal de que uno no está estancado en la misma clase de pensamiento y que estamos abiertos a admitir que no siempre tenemos razón.
Lo confieso: El parrafito de arriba es sólo una excusa para mitigar la sensación de culpa de traicionarse a sí mismo.